Por lo general, existe la sensación de que las alegaciones y los recursos contra las sanciones de tráfico son poco eficaces, por un lado, porque normalmente la administración dispone de las pruebas de la infracción (exceso de velocidad, estacionamiento indebido, uso del teléfono móvil, ingesta de alcohol superior al permitido, u otros), por otra parte, porque los procedimientos son muy automáticos y estandarizados, y finalmente porque en la mayoría de los casos las personas expedientadas prefieren pagar la multa con una reducción de importe y olvidarse del tema.

Por ello, los casos más habituales de defensa ante procedimientos sancionadores se dan en los supuestos en los que la sanción ha comportado la pérdida de puntos, pero aun así, el grado de confianza en una impugnación exitosa sigue siendo bajo.

Es cierto que normalmente el objetivo de la anulación de la sanción es difícil de alcanzar, pero con una buena revisión del expediente desde la primera notificación puede haber posibilidades de éxito, ya que los errores de procedimiento y de forma en la tramitación de los expedientes son frecuentes, comenzando por las notificaciones y continuando con la descripción de los datos de la infracción, el método empleado para probar su comisión, posible prescripción de los hechos, etc.

En conclusión, cuando nos encontramos ante un expediente sancionador donde la consecuencia puede ser una multa de elevado importe o la reducción de los puntos del permiso, vale la pena pedir la opinión de expertos profesionales, al menos para saber si existen posibilidades de evitar o disminuir las consecuencias negativas de la sanción.

Santi Solsona Fígols
Abogado del Departamento de Derecho Público de Cudós Consultors